Redacción / TCZ

En ocasiones, hay tragos amargos en la industria del entretenimiento que quisiéramos olvidar y seguir adelante. Hace poco más de 3 meses, un pequeño de 10 años perdió la vida en el que fuera el tobogán más alto y más rápido del mundo: Verrückt.

La atracción, ubicada en el parque Schlitterbahn en Kansas City, se inauguró en 2014 tras varios retrasos y modificaciones por medidas de seguridad. Y es que, para salvaguardar la seguridad de quienes se atrevían a subir a la imponente estructura, tenía unas restricciones muy severas en cuanto al peso de los visitantes: la balsa de 3 personas debía pesar entre 180 y 250 kilogramos para asegurar la estabilidad de la misma, ya que el tobogán tenía más de 50 metros de altura y alcanzaba una velocidad mayor a los 100 km/h.

Sin embargo, diversos medios han comentado que todo apunta a que, el día del accidente, las tres personas que iban en la balsa sobre el tobogán cumplían con el peso requerido, pero no fueron colocadas de la mejor manera, por lo que hubo un desequilibrio que provocó que todos salieran disparados contra la malla del tobogán, y desafortunadamente el menor perdió la vida.

Ahora, tras el trágico accidente el pasado 10 de agosto y con investigaciones aún en curso, el parque anunció el día de ayer, 22 de noviembre, a través de su página oficial de Facebook que, una vez que terminen las inspecciones y se tenga la autorización por parte de la corte, Verrückt será desmantelado y retirado del parque de forma permanente.

“En nuestra opinión, es el único curso de acción apropiado después de la tragedia. Nosotros, en algún futuro, anunciaremos qué será construido en su lugar”, se lee en la declaración que hizo el parque en sus redes sociales.